Introducción: Una planta que revela más de lo que parece
La cannabis no solo revela estados de conciencia. También revela estructuras de poder, contradicciones históricas y verdades silenciadas. En este artículo, vamos a explorar cómo la historia de la cannabis está profundamente atravesada por la colonialidad —ese sistema que sigue funcionando incluso después del fin oficial del colonialismo— y cómo el Sur Global tiene mucho que decir al respecto.
Cannabis y colonialidad no son temas separados: son partes de una misma historia que continúa hasta hoy.
¿Qué es la colonialidad?
La colonialidad es el legado invisible del colonialismo. Aunque muchos países hayan alcanzado la independencia política, las formas de pensar, producir conocimiento, organizar la economía y administrar la justicia siguen profundamente marcadas por lógicas coloniales.
Esta colonialidad se infiltra en la medicina, en la ciencia, en la ley y también en la manera en que el mundo entiende y trata la cannabis.
Cannabis: de planta sagrada a sustancia criminalizada
En muchas culturas del Sur Global, la cannabis era parte de la vida cotidiana: una planta de uso espiritual, medicinal, agrícola. Sin embargo, a partir del siglo XIX, las potencias coloniales comenzaron a etiquetarla como “peligrosa”, “degenerada” o “salvaje”.
Las leyes prohibicionistas surgieron no por razones científicas, sino para controlar a poblaciones racializadas, indígenas y pobres. Así, la cannabis se transformó en un arma del poder colonial para criminalizar culturas enteras.
Revelaciones del Sur: la historia que no se cuenta
Desde el Himalaya hasta los Andes, desde el Magreb hasta el Amazonas, las comunidades del Sur Global han sostenido una relación ancestral con la cannabis. No obstante, su historia ha sido silenciada o tergiversada por narrativas del Norte Global.
Hoy, el Sur Global está comenzando a contar su versión:
- La cannabis como medicina integrativa
- Su rol en ceremonias de sanación y espiritualidad
- La importancia ecológica del cultivo tradicional
- Las redes comunitarias de cultivo y distribución
Estas revelaciones son una forma de resistir la colonialidad epistémica: la idea de que solo el Norte sabe, cura y regula.
Legalización sin equidad: un mercado colonial
Mientras las grandes industrias del Norte Global avanzan en la comercialización del cannabis, muchas comunidades del Sur siguen siendo perseguidas, empobrecidas o excluidas del nuevo mercado legal.
La pregunta es urgente:
¿Estamos asistiendo a una despenalización real o a una recolonización económica disfrazada?
Descolonizar la cannabis implica garantizar acceso justo a licencias, incluir a cultivadores tradicionales en el diseño de políticas públicas y reconocer el valor de los conocimientos ancestrales.
Descolonizar el cuerpo, la tierra y la mente
La cannabis no es solo una planta externa. También es una herramienta para mirar hacia adentro, cuestionar las verdades heredadas y reconectar con el cuerpo, la tierra y la comunidad.
El uso espiritual y terapéutico de la cannabis puede ayudarnos a descolonizar nuestras propias percepciones:
- ¿Quién nos dijo que esta planta era “droga”?
- ¿Por qué ciertas formas de conocimiento son válidas y otras no?
- ¿Qué cuerpos son protegidos por la ley y cuáles son castigados?
Conclusión: mirar la cannabis con ojos descolonizados
Cannabis y colonialidad están profundamente entrelazadas. Comprender esta relación es fundamental para construir una política canábica realmente justa, inclusiva y transformadora.
Desde el Sur Global, las voces que emergen no solo denuncian el pasado colonial, sino que proponen nuevas formas de relación con la planta: más humanas, más éticas y más conscientes.
Porque descolonizar no es solo cambiar leyes. Es cambiar miradas. Y la cannabis puede ser una aliada poderosa en ese proceso de despertar.
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